El capítulo 21 de Hechos se centra en la escena donde el apóstol Pablo se dirige hacia Jerusalén, y a través de esta escena vemos las diversas dificultades y encarcelamientos que experimentó, así como su firme visión misionera. El Pastor David Jang destaca los conflictos humanos y espirituales que Pablo enfrentó y su posición inquebrantable, enfatizando que nosotros también debemos poseer un objetivo y una visión firmes en cuanto al evangelio. Además, al observar la reunión con los ancianos congregados en Jerusalén y la injusta captura de Pablo en el templo de Jerusalén, recordamos que la obra del evangelio no está totalmente exenta de malentendidos o de oposición humana. En este estudio, examinaremos la actitud que Pablo mostró al dirigirse a Jerusalén, las reacciones de las personas que lo rodeaban y los mensajes que transmiten, iluminando las enseñanzas centrales que el Pastor David Jang subraya.
En primer lugar, siguiendo el viaje de Pablo y sus compañeros descrito en los versículos del 1 al 4 del capítulo 21, ellos se despiden de los ancianos de Éfeso y pasan por varias ciudades portuarias hasta llegar a Tiro. Allí, encuentran a unos discípulos y se quedan siete días; estos discípulos, impulsados por el Espíritu Santo, aconsejan a Pablo que no suba a Jerusalén. El Pastor David Jang reflexiona aquí sobre cómo debe reaccionar el cristiano cuando el gran llamado de "ser testigos hasta los confines de la tierra" choca con la realidad de los peligros y sufrimientos que se presentan. Pablo ya sabía que, al ir a Jerusalén, sería arrestado e incluso podría perder la vida. Sin embargo, su visión y meta misionera eran tan claras que, a pesar de las súplicas de sus compañeros, se obstina en ir. De este modo, la vida de Pablo podría resumirse como "una fe que no teme a la muerte", y el Pastor David Jang recalca que "un verdadero siervo llamado al ministerio no permite que ninguna circunstancia supere el mandato de Dios". Esa actitud es la clave decisiva que muestra cómo el mandato de Jesucristo de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra puede cumplirse concretamente.
Mientras Pablo avanza hacia Jerusalén, pasando por Tolemaida, Cesarea, etc., en todas partes recibe repetidas advertencias de no subir a Jerusalén. En particular, la escena de la profecía de Ágabo, registrada a partir del versículo 10, es representativa. Ágabo toma el cinto de Pablo, se ata de manos y pies y profetiza que "el dueño de este cinto será atado por los judíos en Jerusalén y entregado en manos de gentiles". Todos los presentes lloran e intentan disuadir a Pablo, y Lucas y otros discípulos se conmueven también. El Pastor David Jang interpreta esta escena como "el punto exacto donde el cristiano puede tambalearse entre el temor humano instintivo y el propósito de Dios". En nuestra vida diaria, muchas veces, aunque veamos claramente la voluntad de Dios, titubeamos a causa de la lógica del entorno o de las súplicas de la familia y los amigos. Pero Pablo, declarando estar dispuesto a ser encadenado e incluso a morir en Jerusalén, está seguro de que su misión consiste en pasar por Jerusalén para llegar hasta Roma.
El Pastor David Jang afirma con frecuencia: "Si tu meta y dirección no están claramente definidas, sucumbes fácilmente ante pequeñas adversidades o interrupciones". En este sentido, la expresión de Pablo en 1 Corintios (por analogía a otras cartas paulinas) sobre no correr "como quien golpea al aire" da a entender cuán clara era su conciencia de meta al llevar a cabo la misión. Creía que el evangelio debía llegar a Roma, centro del mundo mediterráneo de la época, para que desde allí se extendiera a todo el mundo. Por lo tanto, incluso el hecho de ser arrestado en Jerusalén y conducido a Roma podía ser visto por Pablo como un nuevo camino que Dios le concedía para la difusión del evangelio.
En los versículos 7 al 9, Pablo llega a Cesarea y se aloja en la casa de Felipe, el evangelista, "uno de los siete diáconos". Felipe había sido instrumento de grandes maravillas al predicar en Samaria y al eunuco etíope. El texto bíblico indica que tenía "cuatro hijas vírgenes que profetizaban". El Pastor David Jang presenta el hogar de Felipe, con su abundancia espiritual, como el modelo de familia que la comunidad de la iglesia debería anhelar. No se limita a la salvación personal ni a la capacidad de un solo obrero, sino que la familia entera adora junta, comparte los dones del Espíritu y se dedica unánimemente al evangelio, formando así una verdadera "comunidad santa".
Al llegar finalmente a Jerusalén, la iglesia local expresa una preocupación. A partir del versículo 20 se lee que "miles de judíos han creído, y todos son celosos de la ley", y circula el rumor de que Pablo enseña a "abandonar a Moisés y no circuncidar a los hijos". El Pastor David Jang describe esta situación como un ejemplo de los "inevitables choques culturales y religiosos" que surgen cuando el evangelio se propaga. Pablo predicó un evangelio de libertad que no exigía la circuncisión a los gentiles. Pero para los judíos convertidos en Jerusalén, acostumbrados a la ley y a la tradición de la circuncisión, la enseñanza de Pablo podía percibirse casi como "una traición a Moisés".
¿Qué debemos hacer como iglesia cuando surgen conflictos en medio de la expansión del evangelio a diversas etnias y culturas? El Pastor David Jang enfatiza: "No podemos ceder en las verdades esenciales, pero siempre se requiere una consideración sabia hacia los más débiles". Por eso, Pablo accede a la propuesta de Jacobo y los ancianos de cumplir el voto de cuatro hombres que habían hecho un voto nazareo. Pablo entra con ellos al templo y lleva a cabo el rito de purificación, asumiendo también los gastos, para mostrar que él no rechaza la ley de Moisés. Este episodio demuestra que Pablo no pretendía abolir la ley, sino darla por cumplida a través de Jesucristo y su evangelio.
No obstante, a partir del versículo 27, Pablo es capturado en el templo de Jerusalén, donde una turba lo ataca violentamente y es rescatado por el comandante romano. Esto sucede porque judíos provenientes de Asia (Asia Menor) incitan a la multitud, acusando a Pablo de haber "profanado el templo". Aunque Pablo nunca había introducido a Trófimo el efesio en el templo, la gente tergiversa el testimonio para acusarlo con malicia. El Pastor David Jang señala aquí que "la entrega al evangelio no siempre recibe alabanzas y reconocimiento". Con frecuencia, la verdadera proclamación del evangelio suscita fuertes resistencias y calumnias injustas, y es precisamente en esos momentos cuando se revela la autenticidad de la fe.
Pablo queda al borde de la muerte por la brutal golpiza, pero el ejército romano interviene para ponerlo a salvo. Atado con dos cadenas, incluso en ese estado, Pablo pide al comandante la oportunidad de hablar al pueblo. El Pastor David Jang presta especial atención a este pasaje porque, en medio de una situación de amenaza de muerte, Pablo no deja escapar la oportunidad de predicar el evangelio. "Mientras esté vivo, predicaré el evangelio siempre que pueda": esta actitud es una de las características principales de Pablo. Es decir, no se deja condicionar por el entorno. Esté en la cárcel o en el barco, siempre predica el evangelio y da testimonio, y este hecho encarna lo que el Pastor David Jang denomina "la esencia de un testigo fiel del evangelio".
En resumen, la travesía de Pablo y la tensión que surge con la iglesia de Jerusalén, descritas en Hechos 21, muestran los inevitables choques que ocurren cuando el evangelio se expande de los judíos a los gentiles. Pablo maneja estos conflictos, no evadiéndolos o chocando frontalmente, sino acercándose con "una meta y dirección precisas, revestidas de amor y consideración". Para disipar el malentendido de que había traicionado a Moisés, Pablo participa en el rito de purificación con los que habían cumplido el voto, y está dispuesto a renunciar a sus propios derechos por el bien de los creyentes más débiles. Sin embargo, en lo que respecta a la verdad central -la reconciliación de los gentiles con Dios por medio de la gracia de Jesucristo- no hace la más mínima concesión. Finalmente, la tensión se intensifica, Pablo es golpeado por la multitud y entregado a las autoridades romanas, pero él no se deja paralizar por el miedo. Más bien, convierte esa situación en otra oportunidad para predicar el evangelio. El Pastor David Jang llama a la postura de Pablo "el camino del verdadero llamado, que a veces exige entregar la vida y recorrer el camino del sufrimiento". Recalca también la importancia de que la iglesia moderna siga este preciado legado de fe.
El Pastor David Jang, basándose en el proceso de encarcelamiento que aparece en Hechos 21, enfatiza la importancia de los registros escritos y la guía del Espíritu Santo de manera simultánea dentro de la iglesia. De hecho, en los versículos del 1 al 17, se registra detalladamente el trayecto de Pablo: "en qué puerto estuvo, cuánto tiempo, con quién se reunió y cómo viajó". Todo el libro de Hechos está cimentado en la exactitud histórica, y eso resultó clave para transmitir a las generaciones posteriores la expansión del evangelio y para unificar la iglesia. El Pastor David Jang subraya: "Si no se registra por escrito, se pierde el precioso legado de fe de la iglesia". No basta con la tradición oral que se transmite de boca en boca; se necesita contar con nombres de lugares, fechas precisas y los nombres de las personas con quienes se relacionaron y lo que sucedió en esos encuentros. Así, la iglesia de la posteridad puede heredar este patrimonio de fe de manera firme.
El hecho de que el ministerio de Pablo quedara plasmado en documentos y registros contribuyó decisivamente a la propagación del evangelio por todo el Imperio romano. Asimismo, esos escritos permitieron a la iglesia confirmar con transparencia la historia recorrida y corregir cualquier posible distorsión que se presentara. En el versículo 19, Pablo relata detalladamente a Jacobo y a los ancianos de Jerusalén la obra que Dios había hecho entre los gentiles por su medio. El Pastor David Jang interpreta este acto como un ejemplo de que "toda comunidad se fortalece más al informar y compartir con transparencia". Si Pablo hubiera obrado individualmente y enseñado los frutos de su ministerio a su antojo, podría haber provocado conflictos con la iglesia de Jerusalén o suscitado malentendidos en otras comunidades. Pero al "relatar en detalle" los resultados de la misión, todos pudieron glorificar a Dios juntos y dialogar sobre los problemas que surgieron.
Por otro lado, el versículo 4 del capítulo 21 indica que "estos discípulos, movidos por el Espíritu Santo, decían a Pablo que no subiera a Jerusalén". El Pastor David Jang hace notar que la expresión "movidos por el Espíritu" no se limita a un individuo con el don de profecía, sino que se refiere a la sabiduría que recibe la comunidad eclesial a través de la oración y el discernimiento conjunto. De hecho, la iglesia primitiva tomaba decisiones misionales y resolvía disputas combinando la percepción individual y el discernimiento comunitario. Que los discípulos desaconsejaran a Pablo subir a Jerusalén surgió de la óptica de la comunidad. No obstante, Pablo consideró esa advertencia como un "consejo recibido", pero finalmente escogió su misión inquebrantable, ya que su vocación apostólica era muy clara. El Pastor David Jang enseña: "Escuchar la voz del Espíritu en la iglesia implica tanto la decisión personal como la deliberación comunitaria", y si percibimos con claridad la intención misionera de Dios, aun si hay peligro, debemos avanzar sin vacilar, a imitación de Pablo.
Veamos ahora la escena del versículo 27 en adelante, donde Pablo es arrestado. Pese a que Pablo se había purificado en el templo para aclarar los malentendidos de los judíos, todo degenera en disturbios y calumnias falsas contra él, tildado de "profanador del templo". Es en ese momento cuando interviene el comandante romano para salvarlo de las manos de la turba. Es una situación paradójica: Pablo, que es judío y proviene del "pueblo elegido" con gran orgullo en Jerusalén, es aborrecido allí, mientras que es el poder gentil de Roma el que lo protege de la muerte. El Pastor David Jang señala que esto demuestra que "el evangelio no está sujeto a la voluntad de una nación o de un poder terrenal, sino que ejerce un poder transformador bajo la soberanía de Dios".
Aunque Pablo quede detenido y encadenado, precisamente mediante ese encarcelamiento tendrá la oportunidad de predicar el evangelio ante autoridades cada vez mayores. De hecho, en la parte final de Hechos, Pablo testifica ante el gobernador, ante reyes e incluso en Roma. "Pablo encadenado" en realidad disfruta de una "mayor libertad". El Pastor David Jang enfatiza reiteradamente en sus sermones el tema: "Aunque parezca encarcelamiento, en Dios se convierte en un camino de libertad y expansión". Cuando nos vemos atrapados en ataduras, calumnias o circunstancias adversas, solemos quejarnos: "¿Por qué tengo que sufrir esto?". Pero el apóstol Pablo, incluso estando prisionero, más bien pensaba: "Ahora se me abre la oportunidad de presentarme ante Roma y proclamar el evangelio con valentía".Al integrar en conjunto lo que muestran el registro, la guía del Espíritu y la postura inquebrantable de Pablo en medio de conflictos internos y externos, percibimos la necesidad de que la iglesia de hoy mantenga la misma actitud. Es esencial documentar el trayecto del ministerio de manera transparente, informar mutuamente, discernir la voz del Espíritu en la comunidad y confiar en que Dios utilizará incluso la hostilidad del mundo como una vía para la expansión del evangelio.
El Pastor David Jang suele decir: "Las andanzas de Pablo no representan solo la vida personal de un apóstol, sino también la historia de la iglesia y el camino del evangelio". El hecho de que todo quedara escrito, compartido y enfrentado dentro de la comunidad -incluyendo malentendidos y conflictos- es lo que garantizó el avance del evangelio. El Espíritu Santo no concede su revelación para que sea patrimonio personal ni para juicios unilaterales, sino para el bien común de la comunidad y la gloria de Dios. Desde esta perspectiva, la propuesta de los líderes de la iglesia de Jerusalén para que Pablo cumpla el rito de purificación con los nazareos surge del deseo de minimizar fricciones y avanzar sobre un fundamento compartido. Esto enseña a la iglesia a no ignorar las "diferencias de opinión" ni a reprimirlas con violencia, sino a considerar la perspectiva del otro, sin renunciar a la verdad central.
Así, Hechos 21 presenta a la comunidad eclesial como "cronista de la historia", y nos muestra que bajo la guía del Espíritu Santo, en ocasiones la iglesia puede recibir la protección de las estructuras y autoridades terrenales. Pero en ese proceso, Pablo llega a enfrentar decisiones que ponen en riesgo su vida, y surgen malentendidos y divisiones dentro de la misma comunidad. Sin embargo, el Pastor David Jang insiste en que todo esto se enmarca en el gran plan de Dios para la "expansión del evangelio". Recordemos que el hecho de que Pablo fuera arrestado en Jerusalén se convirtió en el paso decisivo para llevarlo a Roma. Cuando a simple vista todo se ve frustrado y sin salida, Dios lo convierte en una puerta para la evangelización. De este modo, el Pastor David Jang enseña que la iglesia y los creyentes de hoy deben reinterpretar las situaciones inesperadas de la vida desde la perspectiva de la fe.
El Pastor David Jang menciona también que en la parte final del capítulo 21, Pablo, llevado por los soldados y detenido, se halla de pie en las gradas y empieza a dirigirse a la multitud -justo antes del versículo 40-, contemplando esa escena como una "oportunidad para el testimonio del evangelio". En general, si nos hallamos en una situación injusta, nuestra reacción es buscar una rápida liberación. Sin embargo, Pablo, estando al borde de la muerte, en lugar de huir, aprovecha la ocasión para predicar ante la multitud. Para el Pastor David Jang, esto representa un ejemplo supremo de "valentía para anunciar el evangelio" en la iglesia moderna.
¿Por qué Pablo pudo ser tan valiente en semejantes circunstancias? El Pastor David Jang plantea tres perspectivas principales. Primero, Pablo estaba plenamente convencido de la soberanía de Dios, de la resurrección y de la segunda venida de Jesucristo, y por tanto no temía ni a la muerte. Anticipaba el sufrimiento sin considerarlo contrario a la voluntad de Dios, y lo aceptaba gozosamente. Segundo, sabía que los padecimientos por el evangelio no son en vano. En otras ocasiones había sufrido persecución, pero siempre, a través de ello, se habían abierto oportunidades mayores para su ministerio. Tercero, no actuaba como un llanero solitario. Si bien algunos de la iglesia de Jerusalén lo malinterpretaron, él dialogaba con Jacobo y los ancianos, llegando incluso a participar en el rito de purificación, intentando coordinarse con la comunidad. Esa combinación de factores le permitió, aun siendo atacado con violencia, pedir con valor: "Déjenme hablar a esta multitud".
En el versículo 40 del capítulo 21, Pablo se pone de pie en las gradas y, tras hacer señas para que la gente guarde silencio, les empieza a hablar en lengua hebrea (lo cual sigue en el capítulo 22). Aunque este pasaje corresponde al final del capítulo 21, en realidad sirve de preludio al sermón o defensa personal que se desarrolla ampliamente en el capítulo 22. El Pastor David Jang ve esta parte como un ejemplo de que "los momentos de crisis pueden ser la más impactante plataforma para la proclamación del evangelio". Incluso en una situación tan dramática, acusado injustamente y golpeado por la multitud, la Palabra de Dios resplandece con mayor fuerza.
Además, aunque el furor de la multitud había alcanzado su ápice, el hecho de que el ejército romano le permitiera a Pablo hablar ilustra la compleja relación entre la iglesia y las autoridades seculares. El Pastor David Jang aclara: "No se trata de que la iglesia se arrime al poder terrenal, sino de reconocer que, cuando Dios lo disponga, se pueden usar las leyes y autoridades de este mundo para abrir caminos al evangelio". La iglesia de Jerusalén, en cierto modo, carecía de recursos para proteger a Pablo, pero el comandante romano intervino y, gracias a eso, Pablo se salvó de una muerte segura en el templo y pudo posteriormente proclamar el evangelio con mayor alcance. Esto significa que, "bajo la soberanía divina, incluso las instituciones y autoridades humanas pueden fungir como instrumentos".
La escena en que Pablo comienza a hablar encadenado nos enseña que las circunstancias exteriores no representan un obstáculo absoluto para la predicación del evangelio. Ni la prisión, ni las falsas acusaciones ni las turbas frenaron a Pablo, quien percibió cada instancia como un escenario que Dios abría para su testimonio. El Pastor David Jang afirma: "La clave de la predicación del evangelio no radica en la situación, sino en la fe y pasión por el evangelio en sí". Pablo siempre se preguntaba: "¿Cómo puedo anunciar en este contexto la muerte y resurrección de Jesucristo y el mensaje de salvación?". Por ello, jamás desaprovechaba la menor oportunidad de testificar al comandante romano, a la multitud judía, al gobernador o al rey.
En realidad, este es el gran tema que recorre todo el libro de Hechos. Después de la llegada del Espíritu Santo, los discípulos reciben la orden de predicar hasta los confines de la tierra y, pese a la incredulidad y persecución humanas, e incluso las disputas internas, el evangelio avanza inexorablemente. El Pastor David Jang subraya: "La base para que la iglesia se mantenga firme ante el evangelio se halla en la cruz y en la resurrección, y el Espíritu Santo concretiza ese poder a lo largo de la historia". Aunque el arresto de Pablo parezca una derrota para la iglesia, en la soberanía de Dios, resulta ser un simple paso para alcanzar al emperador romano. Aparentemente, Jerusalén ve el fin de esta obra de evangelización ante la furiosa oposición de ciertos habitantes. Sin embargo, esa crisis se convierte en el punto de inflexión para una expansión aún mayor.
Así, cuando el Pastor David Jang aborda Hechos 21, hace hincapié en tres aspectos fundamentales. (1) La determinación de Pablo y su enfoque misional al dirigirse a Jerusalén, (2) los malentendidos y conflictos dentro y fuera de la iglesia, y la forma en que Pablo afronta todo esto con la ayuda del registro escrito y la guía del Espíritu, y (3) el hecho de que, pese a quedar encarcelado, Pablo abre nuevos caminos y predica el evangelio con valentía. Al fin y al cabo, el mensaje que el Pastor David Jang dirige a la iglesia se condensa en la certeza de que "el avance del evangelio no se detiene por la oposición humana ni por barreras políticas y sociales". El arresto de Pablo en Jerusalén, lejos de significar el fin, resultó ser la base para llegar al corazón del Imperio Romano. Del mismo modo, la iglesia de hoy, ante bloqueos o aflicciones, ha de confiar en que el camino del evangelio no puede ser clausurado mientras Dios abra la senda.
El capítulo 21 de Hechos nos muestra igualmente la relevancia de la comunión entre la iglesia de Jerusalén y las iglesias de regiones gentiles, y la complejidad de esa relación. Pablo cosechó grandes resultados en la misión a los gentiles, y la iglesia de Jerusalén añadió un gran número de creyentes judíos. Pero las tensiones entre creyentes de tradición judía, celosos de la ley, y creyentes gentiles, más libres, no eran fáciles de solucionar. El Pastor David Jang enseña la importancia de poseer "flexibilidad para respetar la cultura del otro sin renunciar a la esencia del evangelio". Esto se ve en la actitud de Pablo al someterse al rito del voto nazareo y a los gastos que este implicaba, intentando disipar el malentendido de que "rechazaba la ley". Aun así, habrá en todo caso calumnias y acusaciones sin fundamento. Y cuando esos conflictos derivan en resultados inesperados, Dios puede darles la vuelta y convertirlos en trampolín para la expansión del evangelio, como sucedió con el arresto de Pablo.
En conclusión, el Pastor David Jang señala como eje central de Hechos 21 que "nadie pudo evitar que Pablo fuera a Jerusalén, y ese encarcelamiento se transformó en la ruta hacia Roma bajo la providencia divina". Desde la perspectiva humana, había objeciones y sufrimientos, persecución y violencia, pero Pablo, dispuesto incluso a morir, siguió adelante. Y allí el evangelio resplandece con mayor intensidad en medio de la paradoja. El Pastor David Jang insta a la iglesia actual a "dar un paso más", como hizo Pablo en el capítulo 21, ante los obstáculos y adversidades en la difusión del evangelio. Aunque Pablo veía que más adelante le esperaba el encarcelamiento y el sufrimiento, no retrocedió porque el Señor le indicaba ese camino.
Tal actitud coincide con el sendero de la cruz de Jesucristo. Jesús tampoco eludió ir a Jerusalén, sabiendo que allí lo aguardaba el sufrimiento de la cruz. Pablo siguió ese camino, y así el evangelio cruzó la frontera judía para instalarse en Roma, el centro del Imperio. Al leer Hechos 21, la iglesia comprende que no se trata de un simple relato histórico o pasado; también hoy día lanza un desafío de fe plenamente vigente. El Pastor David Jang concluye: "Al final, la iglesia debe aferrarse firmemente a la voluntad de Dios frente a la mirada y la reacción violenta del mundo, sin ceder un ápice. Eso es la 'valentía' que Hechos demanda de nosotros".
Al examinar el capítulo 21 de Hechos, confirmamos que, en el proceso de propagación del evangelio, los choques culturales y religiosos, los malentendidos y divisiones dentro de la comunidad y la persecución violenta desde afuera se hallan todos dentro del gran propósito divino. El encarcelamiento de Pablo se convirtió en un potente trampolín para alcanzar Roma y abrió un nuevo horizonte de mayor alcance misionero. El Pastor David Jang recalca esta perspectiva y exhorta a la iglesia a no temer los diversos "encarcelamientos" o "barreras" que puedan aparecer, sino a contemplar con esperanza las nuevas oportunidades que se abren en la oración. En el transcurso de ello, se subraya la importancia de registrar, informar y discernir la voz del Espíritu en la comunidad, una y otra vez. Solo cuando adoptemos la misma determinación y valentía que Pablo, seremos la iglesia que cumple la misión de "predicar el evangelio hasta los confines de la tierra" encomendada por el Señor.